El Athletic se atraganta con Osasuna
.El equipo de Martín resiste una hora el asedio local para rascar un punto
.Riera adelantó de cabeza a los navarros y Raúl García igualó poco después
SERGIO R. VIÑASBilbao
30/10/2016 18:30
Cuando usted lea estas líneas, tenga en cuenta que quizá Osasuna siga ahí, apostado delante de la portería norte de San Mamés, resistiendo como una villa medieval en medio de la niebla, repeliendo centros y luchando por un punto como si fuese esa la diferencia entre la vida y la muerte. Seguirá ahí con seguridad la sonrisa de Enrique Martín Monreal, el hombre bueno que fue la verdadera diferencia entre vivir y morir para los suyos. Para un equipo como Osasuna, cada punto es una gran cosecha y si se logra con sufrimiento es además una inversión para poder lograr más en el futuro. Dio igual cuánto dominio -todo- tuvo el Athletic, o cuántos centros al área -parecieron cientos- colgó y hasta cuántas ocasiones de gol claras -tampoco demasiadas- generó. En la defensa navarra siempre había un muro. Y, tras él, un Nauzet imperial. [Narración y estadísticas (1-1)]
Antes de que llegara la niebla, un óvalo de luz se colaba por la remodelada cubierta de San Mamés para posarse sobre una de sus tribunas. Era una de esas lenguas de sol que reconfortan y que fuerzan a los párpados a juntarse sin remedio. Que llevan a uno a replantearse que hace en el fútbol, pudiendo estar en una terraza apurando un gin-tonic o, qué demonios, acurrucado en el sofá engullendo uno de esos dramones televisivos de domingo por la tarde. Al fin y al cabo, era todavía hora de sobremesa y de noviembre, que llega mañana, se espera otra temperatura.
Entre la bisoñez y la disciplina
Esa modorra otoñal contagió a los jugadores del Athletic, a los que la melancolía les tienta últimamente más de lo debido. Más aún sin la presencia de Aduriz, que sirve de punto de apoyo para que el equipo no se desmadeje. Una tentación peligroso frente a un Osasuna que es pura verdad, un canto a la bisoñez y a su vez a la disciplina táctica. De ir perdiendo la mientras conserva la otra dependerá su salvación a final de temporada.
Alentados por esa ilusión de sospechar que cada oportunidad puede ser la última, los de Martín Monreal desplegaron su fútbol con Berenguer, pretendido por el Athletic, martirizando por la banda izquierda a De Marcos. El gol de Riera, tras un córner regalado por Iraizoz, hizo justicia con los méritos rojillos y también con la desidia mostrada por los locales en el arranque.
El problema para Osasuna es que su gol acabó con la siesta del Athletic. Fue un despertar abrupto, como cuando eres consciente de que te has quedado dormido y llegas tarde al trabajo. Tocaba recuperar el tiempo perdido sin Aduriz, el gran especialista en esas labores. Ausente el goleador de cabecera, el área se convirtió para el Athletic en un lugar al que llegar en vez de uno en el que estar. Por ahí iban apareciendo Sabin, Muniain y Raúl García de forma aleatoria. En el gol que empató el encuentro, por ejemplo, fue Sabin quien centró desde la banda tras marear a su defensor y Raúl García el que cabeceó a gol. Osasunista de corazón, no celebró la conquista. Muniain, un minuto después, casi logra el segundo tras una excelente jugada individual.
Lesiones de Digard y Riera
Los navarros habían fantaseado con el triunfo hasta entonces, catapultados por su ventaja en el marcador. Con el gol de su ex más querido, sin embargo, trazaron un plan en el que el empate se daba por bueno. O, dicho de otro modo, se agazaparon atrás y cedieron el esférico al Athletic. La pronta lesión de Digard y Riera, dos de sus pilares, invitó a los rojillos a no hacen planes demasiado ambiciosos.
El Athletic gozaba de todo el control porque en eso no tenía rival: a Osasuna no le interesaba esa cosa que iba rodando por el césped. Pero con eso no bastaba a los de Valverde, con escasa claridad de ideas y nula profundidad. Ni la entrada de Aduriz ayudaba a mejorar el color de los rojiblancos. Fue un movimiento sorprendente de 'Txingurri', la entrada de Mikel Rico por Beñat, la que agitó el árbol. Los rojiblancos ganaron en verticalidad y empezaron a llegar con mucho más peligro. El propio Rico, Laporte, Williams y Aduriz tuvieron ocasiones clarísimas. Pero o les faltó pericia, o le sobró a Nauzet.
http://www.elmundo.es/deportes/2016/10/ ... b4595.html